sinagogas
«Aquí actuó Camarón de la Isla»
- Por ayaso
- 27 de Febrero de 2023 a las 20:19
Hace unas semanas, a principios del mes de febrero que ahora termina, apareció en numerosos medios de comunicación nacionales y extranjeros la noticia del descubrimiento de una sinagoga en el municipio sevillano de Utrera. Fue el alcalde de la localidad, José María Villalobos, quien, acompañado por el arqueólogo Miguel Ángel de Dios, anunció el descubrimiento en lo que antiguamente fue la capilla del hospital de la Misericordia.
La prensa y la televisión resaltaron que la sinagoga había aparecido en un edificio cuyo último uso fue el de bar y discoteca, lo que le daba ese toque carpetovetónico propio del Celtiberia Show de mi admirado Luis Carandell. También se anunció que nos encontrábamos ante la sinagoga o «complejo sinagogal» (sic) más importante de España, una afirmación del todo exagerada que suscitó dudas en ciertos círculos académicos. Alguien, del ayuntamiento o de los medios, se dejó llevar por el entusiasmo y lanzó el órdago. Mal hecho, porque en estos tiempos en los que proliferan las fake news, este tipo de afirmaciones pueden resultar al final contraproducentes para la credibilidad del ambicioso proyecto de excavación, estudio y puesta en valor del edificio que impulsa el ayuntamiento.
Yo tuve la primera noticia del asunto en marzo de 2021. Los intentos de entrar en contacto con los responsables resultaron entonces infructuosos. Casi dos años después, cuando ya creía que las expectativas de encontrar algo de interés se habían esfumado, me encontré con el anuncio a bombo y platillo del descubrimiento. Gracias a la mediación de Concha Sanmartín, directora del museo arqueológico de Sevilla y colega de estudios en la UGR, me pude poner en contacto con el arqueólogo director de las excavaciones, el antes mencionado Miguel Ángel de Dios. El pasado viernes 24 de febrero me desplacé a Utrera y pude escuchar sobre el terreno sus explicaciones, y también charlar con Eduardo Holgado, técnico de Cultura. Voy a resumir aquí parte de lo que se habló. Espero que publiquen pronto un adelanto de los resultados de las investigaciones.
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La localización de la sinagoga se basa en el testimonio de Rodrigo Caro (Utrera, 1573-Sevilla, 1647), sacerdote, poeta, historiador y anticuario, un precursor de la arqueología en España.
Utrera, calle y monumento de Rodrigo Caro. Al fondo, la imponente
torre de la iglesiade Santa María de la Mesa.
Entre sus obras destacan los Días geniales o lúdricos, obra dedicada a los juegos, costumbres, celebraciones y creencias populares (ca. 1626), las Antigüedades y principado de la ilustrísima ciudad de Sevilla (Sevilla, 1634) y el Memorial de la villa de Utrera (1604), que es la obra que nos interesa en particular. Al final del Memorial, nuestro autor comenta:
La plaza del Altozano no era tan frecuentada, porque el arroyo, aunque torcia por donde ahora está el hospital de la Misericordia, alguna vez sobraba y corria por aquella plaza; porque no se habia acabado el corriente y madre que ahora tiene en la peña viva. No habia allí sino gente forastera y judíos, por lo cual le llamaban Val de Judíos, los cuales tenian su sinagoga donde ahora es el hospital de la Misericordia; y expulsos los judíos, se formó el año de 1492 la cofradía, que fué el mismo año de la expulsion de esta canalla (Edición de El Mercantil Sevillano. Sevilla, 1883, página 308).
La información que nos proporciona Rodrigo Caro no puede ser más clara. Además, por la rareza de su testimonio sobre un pasado como el judío que se solía condenar al olvido, creo que es digno de toda confianza. Cuestión diferente es si ciertas expresiones que aparecen en la obra del ilustre humanista pasarían el control de los sensitive readers que, como ha sucedido recientemente con los cuentos de Roald Dahl, expurgan las obras y suprimen todos los contenidos ofensivos o inapropiados para los posibles lectores.
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Las construcciones que quedan del mencionado hospital de Misericordia se encuentran al principio del callejón del Niño Perdido, conforme se entra por el arco (antiguo postigo en la muralla de la villa) desde la plaza del Altozano. El nombre del callejón hace referencia a que el hospital se dedicaba a acoger a los niños expósitos.
Arco de entrada al callejón del Niño Perdido. Al fondo la puerta del antiguo
hospital de Misericordia
Los resultados de las excavaciones en la zona del presbiterio de la antigua capilla, y el estudio de sus paramentos, parecen confirmar el testimonio del ilustre utrerano.
Se han podido identificar tres fases en el edificio. La primera fase, siglos XIV-XV, corresponde a la sinagoga, una sala de planta rectagular con unas dimensiones de 14,45 x 7,14 metros. En el muro oriental se encontraba el arón ha-kodesh o hejal, un nicho en la pared similar al encontrado en las sinagogas de Lorca e Híjar, al que se accedía por medio de unos escalones. En la seguna fase, siglo XVI, aparecen las modificaciones que se introdujeron en la sinagoga para adecuarla a su uso como capilla del hospital: se aprovecharon los muros originales y se construyeron la plataforma del presbiterio sobre los escalones de acceso al arón ha-kodesh y el comulgatorio, la barandilla que cerraba la zona del altar de la de los fieles. La mayor transformación del edificio, tercera fase, se produjo con la ampliación barroca en el siglo XVII: se añadieron dos naves laterales, se abrieron arquerías en los antiguos muros de la sinagoga, aumentaron la altura de la nave central y construyeron un nuevo artesonado y una nueva techumbre a dos aguas.
Capilla del hospital de Misericordia. Excavación del presbiterio
Tras la desaparición del hospital, el edificio fue pasando por diferentes propietarios y usos (viviendas, bar, restaurante, etc.), compartimentándose y degradándose en parte. En el bar se celebraron actuaciones de cantaores flamencos, entre los que se recuerda al gran Camarón de la Isla. Recordemos que Utrera, como Jerez de la Frontera, es una de las capitales del Flamenco.
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Poco se conoce sobre la comunidad judía de Utrera. José Luis Lacave la menciona, junto con La Algaba y Sanlúcar la Mayor, al final de su recorrido por las juderías de la provincia de Sevilla (Juderías y sinagogas españolas. Madrid, Mapfre, 1992, p. 358).
Dos circunstancias explican esta ausencia de documentación. La primera es que Utrera era una villa que estaba bajo la jurisdicción de Sevilla: el regimiento hispalense nombraba a uno de sus veinticuatro como alcaide del castillo, que era el que se encargaba de administrar los asuntos de la villa. La otra es que la judería de Utrera constituía, en consonancia con el estatus de la villa cristiana, un asentamiento menor que debía depender de la cercana aljama de Sevilla y, por tanto, los judíos utreranos tributarían junto a ella. En el repartimiento de 1474, el asiento contable que aparece es «el aljama de los judíos de Seuilla e su tierra, e con los judios del Algarbe, dos mill e quinientos mrs» (F. Cantera y C. Carrete, Los repartimientos de rabí Jaco aben Nuñes. Sefarad 31, 1971, p. 244). El Algarbe debe ser un error del copista: los editores proponen leer La Algaba. Lo mismo, con mayor o menor detalle, leemos en otros repartimientos (M.A. Ladero, Las juderías de Castilla según algunos «servicios» fiscales del siglo XV. Sefarad, 31, 1971, p. 262).
El hallazgo de la sinagoga nos obliga a buscar documentación, porque las indicaciones de Rodrigo Caro son indiscutibles y el estudio arqueológico es serio y riguroso. No estamos ante un caso de picaresca como la denominada «sinagoga del Agua» en Úbeda.
El viernes, al llegar a casa, me acordé de un trabajo de Klaus Wagner sobre el archivo de protocolos de Sevilla, una verdadera rareza, ya que no existe apenas documentación notarial medieval en la Corona de Castilla, al contrario de lo que sucede en la Corona de Aragón, donde desde muy pronto se siguió la costumbre de que los notarios heredaran los protocolos de su antecesor.
En el libro de Wagner, Regesto de documentos del Archivo de Protocolos de Sevilla referentes a judíos y moros (Anales de la Universidad Hispalense, nº 42. Sevilla, 1978), he encontrado referencias a un judío de Utrera a finales del siglo XV. Se trata de Symuel Abenalfud (nº 205). En 1493, tras su conversión, se le conoce con los nombres de Diego Gómez de Utrera y Diego Martínez de Utrera, vecino de Jerez de la Frontera. En mayo de 1493 vende una casa que tenía en Utrera (nº 259) y, en junio de ese mismo año, pone como fianza de un préstamo una segunda casa que poseía en el «arrabal mayor de la puerta de Sevilla» (nº 265).
Poco es. Hay que seguir buscando. Tengo la sospecha de que Utrera pudo haber sido un lugar donde los judíos sevillanos encontraran cierta tranquilidad y seguridad después de las matanzas de 1391. He leído en algún sitio, no me acuerdo bien ahora, que en Utrera se refugiaron los hermanos de la famosa Susona, después de que fuera detenido su padre y algunos de los más importantes conversos sevillanos en la primera gran redada de la Inquisición en Sevilla.
Por último, el topónimo Val de Judíos, en la zona de la actual plaza del Altozano, fuera del recinto amurallado de la villa medieval, puede hacer referencia al cementerio judío.
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Me viene a la memoria un programa que vi de niño en TVE, allá por el año 1972. ¡Madre mía, cómo ha pasado el tiempo! Se titulaba Si las piedras hablaran, y en él se recorrían algunos de los escenarios más importantes de la historia de España (Las Huelgas, el alcázar de Sevilla, el monasterio de Yuste, Granada, Tordesillas, etc.). Las imágenes iban acompañadas por las voces en off de los protagonistas de los hechos históricos asociados al lugar. Los guiones eran de Antonio Gala, que porteriormente hizo con Mario Camus otro programa similar (Paisaje con figuras).
En los muros de este viejo edificio del hospital de la Misericordia resuenan los ecos de cantos sinagogales en hebreo y rezos en latín, las risas y los llantos de los niños expósitos (no puedo evitar recordar la escena de Oliver Twist pidiendo un poco más de comida en la película de David Lean) y los quejíos de veladas flamencas inolvidables. ¿Qué más se puede pedir?